Tomo lo primero que encuentro en la canasta. Una manzana
roja grande, miro a las demás personas que se meten en la fila de la cafetería
en búsqueda de algo que comer. Jamás me ha gustado estar en medio de
multitudes, así que simplemente espero a que se calmen un poco los caníbales y
como mi manzana sin problema.
-si te quedas ahí parada no te dejaran nada- reconozco la
voz a mis espaldas. Me volteo y veo al chico que me dio la guía con una gran
sonrisa. Genial, ¿Cómo se llamaba? Uf, odio ser tan mala en recordar esa clase
de cosas.
- solo odio estar así- respondo mientras señalo a unos
chicos que se empujaban para poder entrar de “metidos” a la fila.
- sí, pues… ven- dice mientras me toma de la mano y me
conduce a la fila, todos se nos quedaron viendo mientras el chico sacaba una
tarjeta y se la entregaba a la mujer- que sean dos por favor. – le ordeno y la
mujer asintió metiéndose en medio de las estanterías llenas de comida y regresando
con dos bandejas perfectamente llenas de comida.- eres encantadora Fiona- le
adulo y tomo las dos bandejas. Luego sin dejar de sonreír me mira y dice:
- ven, comeremos a fuera, aquí dentro hay mucho ruido-
asiento y lo sigo hasta la salida, noto que varias chicas me miran con él entre
cejo fruncido, sin entender su molestia sigo caminando. La tarde esta hermosa,
siempre he ha mando la tarde de Montreal en verano. Las nubes están esparcidas por todo el cielo
remolinándose solas.
- bueno, espero que sea de tu agrado- me dice y deja las
bandejas en una mesa para dos.
- gracias, pero no tenias porque molestarte de esta forma-
le digo algo apenada, pero este niega y me indica que me siente. Le hago caso.
- descuida, cuando quieras comer algo decente me dices y te
pido almuerzo doble.
- tienes privilegios- digo entre risas mientras miro la
deliciosa hamburguesa. Uf esto
recompensa esas horribles horas de clase.
- pues, si. Digamos que es verdad. ¿Y qué tal tus primeras
clases?
-pues, digamos que no han sido de lo más divertidas- le
respondo sincera mientras tomo la hamburguesa y
la devoro.
- Sí, las clases no son muy divertidas que digamos, y
disculpa por no estar en la clase de Matemáticas, pero el entrenamiento se tuvo
que extender - me dice pero le pierdo la
atención al notar que una rubia de ojos azul fuerte junto con dos de cabello
negro se nos quedan mirando serias, la rubia prácticamente echa humo por las
orejas- ¿qué tanto miras?- dice de repente mientras se voltea y capta la escena, este niega y se vuelve al
frente.
- discúlpala, es una maniaca.
- sí, eso noto- respondo mientras me fijo en el- ¿es tu ex
novia o algo así?
- sí, salimos hace… dos meses- asiente y come sin darle
mucha importancia.
- pues diría que esa mujer me quiere quemar viva- le digo
algo fastidiada por ser de una vez el blanco de alguien, genial no me basta con
tener a una raza alienígena tratando de matarme para tener otra.
- más que eso, de seguro que va a hacer la vida miserable-
responde este sin problema, levanto una ceja mientras se mete la hamburguesa a
la boca, este se detiene mientras me mira con la ceja alzada- no voy a dejar
que te haga nada ¿sí?
- ¿Por qué?
- porque- responde mientras le da un mordisco- soy tu hada
madrina.
- eso es ridículo- respondo algo asqueada al verlo hablar
con la boca llena, pero sin poder reprimir una risa.
- ridículo, pero
créeme que te salvare la vida- responde con lo que parece ser su sonrisa mas
encantadora
<<Lo dudo>>
-y bien ¿ya has hecho amigos aparte de mi?- me preguntas
después de acabadas las hamburguesas.
- ninguno- niego tranquila- no soy demasiado sociable, o
simplemente no encajo con los de mi edad.
- bueno, igual es tu primer día, no te des animes. Pronto
encontraras a tu mejor amiga y todas esas ridiculeces de mujeres.
- no quiero nada de eso- niega con él entre cejo fruncido. Sé
que en cualquier momento mi pierna derecha podría empezar a quemarme como los
mil demonios y deslumbrar una nueva marca. La marca que indica que numero tres está
muerto, la señal de que seré la siguiente en la lista.
La siguiente en ser
buscada hasta el mismísimo infierno. El solo hecho de pensar hace que mi piel
se coloque de gallina y aprieto con fuerza las manos para tratar de
concentrarme en la realidad.
-¿te encuentras bien?- me pregunta algo preocupado mientras
nota de mis palmas comienzan a sangrar un poco. No me había percatado del dolor
que con mis propias uñas me había lastimado.
- sí, solo… no es nada- niego mientras me levanto
rápidamente y salgo con mis cosas al baño para poder lavarme la herida. Los
nervios se apoderaron de mi cuerpo al momento en que entre al baño. Por suerte
estaba vacío; ¿Cómo iba a enfrentarse a los Chitoris si ni siquiera tenía sus
legados? Su desarrollo Allende no estaba ni a la mitad de su proceso. Por más
fuerza, destreza y habilidad a la hora
de pelear, no iban a ser suficiente. No, la matarían, terminaría como los otros
tres. Mi cuerpo no paraba de temblar, debía llamar a Chris, no podía estar más
tiempo al borde de un ataque de nervios.
- estas pálida- oí que me dijeron pero mi vista estaba un
poco nublada. Reconocí la voz y me aferre a
su cuerpo, tratando de buscar un apoyo, una ayuda. Aunque fuera de un
insignificante terrícola, pero en ese momento, sin Chris a mi lado. Necesitaba
un cuerpo en el cual poder aferrar mis miedos. – calma, todo esta bien- me
trato de tranquilizar mientras acariciaba mi cabeza con gentileza.
- lo sé…- respondí casi en susurro. Genial ahora que le iba a decir.
- ¿quieres que llame a tus papas?
- no- niega rápidamente mientras me separo de él, el pánico
se fue de mi- no, el no.
- ¿y tu mama?- me pregunta con una medio sonrisa, noto el
dolor que produjo al decir “mama”
- no tengo…- le respondo sintiendo el vació en mi. Jamás
había dicho eso en voz alta, y mucho
menos decirlo a otra persona. Pero, era
cierto. No tenía una madre, ella junto con mi padre habían muerto tratando de
salvar nuestro planeta. Murieron como héroes caídos.
- lo lamento- responde ente sin dejar el dolor detrás de su
voz- se que se siente.
- no quiero ir a clase- le digo mientras me miro las manos,
están llenas de sudor y sangre.